VIAJE A TANZANIA

viajar

¿POR QUÉ VIAJAR A TANZANIA?

Tanzania es naturaleza en estado puro, así que si eres más bien urbanita tal vez este no sea tu destino ideal. Si, por el contrario, te apasiona la idea de ver animales salvajes, relajarte en playas de arena blanca y bañarte en aguas cristalinas, estás de suerte: ¡Tanzania es tu viaje!

Con 17 parques y reservas naturales, en Tanzania podrás encontrar safaris para cada gusto y presupuesto. También hay maravillosas playas y arrecifes de coral, con miles de especies marinas, entre las que destacan las ballenas jorobadas, las mantas raya y los tiburones ballena.

Con tanta diversidad puede llegar a ser difícil decidir qué ruta escoger, pero nosotros teníamos claro que queríamos un safari diferente, Por eso escogimos el Parque Nacional de Gombe, a orillas del lago Tanganica, en el que hicimos safari a pie para ver chimpancés. Después, la elegida fue la isla de Mafia, un destino fantástico de buceo y snorkel y mucho menos concurrido que Zanzibar.

Claro que lo malo de escoger la ruta menos habitual es que complica bastante la organización del viaje, de hecho, este puede ser el punto débil de Tanzania: los transportes. Resulta bastante complicado organizar un viaje por libre a estos destinos sin que suba mucho el precio si no tienes bastante tiempo para los traslados. Mi hermana, también viajera empedernida, escogió una ruta completamente diferente cuando viajó a Tanzania: un safari en la reserva Selous y después Zanzibar.

Sigue leyendo y podrás conocer los requisitos para entrar en el país, información práctica y una descripción detallada de ambos viajes. Espero que nuestras experiencias y recomendaciones te ayuden a preparar tu viaje a este fascinante país.  

pasaporte

DOCUMENTACIÓN Y TRÁMITES PARA VIAJAR A TANZANIA

PASAPORTE Y VISADO

Para poder viajar a Tanzania necesitarás tener pasaporte en vigor, con al menos seis meses de validez desde la fecha de entrada al país y un mínimo de tres páginas en blanco.

Los ciudadanos de la mayoría de países, incluida España, necesitan un visado para entrar en Tanzania. Se puede tramitar de las siguientes maneras:

  • Online: Para solicitar el visado online necesitarás el pasaporte y una foto. Puedes tramitarlo en su página web oficial en este link. Asegúrate de escoger la página correcta, porque hay otras páginas similares, no oficiales, que realizan la misma tarea, pero cobrando gastos de tramitación añadidos al coste del visado. Una vez aprobada la solicitud, podrás descargar la autorización para presentarla en la entrada. Tarda unos días, así que es mejor solicitarlo con algo de antelación para evitar nervios de última hora. También es importante comprobar bien los datos de la solicitud de visado, ya que, una vez enviada, no se puede realizar ningún cambio y no realizan reembolsos en caso de que sea rechazada la solicitud.
  • Presencialmente: Tanzania no tiene embajada en España, por lo que para solicitar el visado presencialmente, tendrás que hacerlo con antelación a través de la Embajada de Tanzania en París, más información aquí.
  • Al llegar: también se puede tramitar el visado en la entrada al país. Aunque el coste de las tasas se anuncia tanto en euros como en dólares americanos, desde 2006 solo se aceptan dólares estadounidenses para pagar el visado, euros ya no.

 

Además del pasaporte y el visado, al llegar puede que te soliciten el billete de avión de vuelta o la reserva de los alojamientos, así como prueba de disponer de fondos suficientes para mantenerte durante tu estancia en el país, por lo que conviene estar preparado para aportar dicha información.

Las tasas para los principales tipos de visado son las siguientes:

  • Visado de turismo:  este visado es para fines turísticos, tiene una validez de 90 días y es de una sola entrada. El precio es 50 USD.
  • Visado de negocios: está pensado para viajes de negocios, reuniones, sesiones de formación, etc. Por ello es posible que pidan, junto con el visado, la documentación que justifique el viaje. Tiene una validez de 90 días y es de una sola entrada. El precio es 250 USD.
  • Visado de tránsito: este visado sirve únicamente para escalas y no permite salir del país por un punto distinto de el de la entrada. Para tramitarlo, se debe adjuntar como prueba el visado del país de destino o el justificante de vuelo hacia dicho país. Tiene una validez de 7 días y el precio son 30 USD.
  • Voluntariado: si lo que quieres es ir a un voluntariado, necesitarás un visado de negocios y, posteriormente, obtener un permiso de trabajo que debe ser tramitado en Tanzania por la organización del voluntariado antes de tu llegada. El precio son 250 USD.

VACUNAS PARA VIAJAR A TANZANIA

La única vacuna obligatoria para viajar a Tanzania es la de la Fiebre Amarilla, si se procede de un país endémico, que no es el caso de España, pero sí el de todos los países fronterizos con Tanzania.  También es necesaria si se ha hecho un tránsito superior a 12 horas en un país con riesgo de trasmisión. Si quieres información sobre las vacunas recomendadas, puedes pedir cita en tu Centro de Vacunación internacional más cercano en este link al Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social. En cuanto al COVID, ya no es necesario presentar el certificado de vacunación, aunque desde el Ministerio de Asuntos Exteriores sí recomiendan estar vacunados con la dosis completa contra la COVID-19.

Para conocer las recomendaciones de viaje para Tanzania, también puedes consultar la Web del Ministerio de Asuntos Exteriores aquí.

REGISTRO DE VIAJEROS

Realmente, este no es en absoluto un requisito obligatorio, pero siempre es una buena idea registrar nuestro itinerario en el Registro de Viajeros del Ministerio de Exteriores, especialmente si viajamos a países o zonas más remotas. Así, las autoridades españolas puedan localizar a los viajeros inscritos en caso de emergencia grave (desastre natural, conflicto armado, etc.), aunque siempre esperando que no haga falta. Puedes registrarte, gratuitamente, en la app o en este enlace a la página Web del Ministerio de Asuntos Exteriores. 

buscar

INFORMACIÓN PRÁCTICA

¿ES SEGURO VIAJAR A TANZANIA?

Puede que antes de viajar te plantees si es seguro viajar a Tanzania. Según mi experiencia, la respuesta es definitivamente sí. Es un país seguro en el que, como en cualquier otro destino, hay que tener en cuenta ciertas precauciones.

Desde un punto de vista sanitario, los principales riesgos para la salud en Tanzania son el dengue y la malaria, ambos transmitidos por picaduras de mosquitos. Para protegerte, usa repelente específico para climas tropicales, además de ropa de color claro y que cubra las extremidades. En caso de no tener aire acondicionado en la habitación, es importante que haya una mosquitera sobre la cama.

Lo mejor es evitar en lo posible las picaduras de mosquitos, pero si quieres tomar medicación antipalúdica como complemento, asegúrate de informarte muy bien sobre los efectos secundarios, porque pueden ser muy fuertes. Yo tengo la suerte de no gustar demasiado a los mosquitos, así que no suelo tomar esta medicación. 

En cuanto a la alimentación, procura consumir sólo productos bien cocinados y agua embotellada. También es mejor evitar comer alimentos crudos o fruta sin pelar.

Como en cualquier destino turístico, siempre existe el riesgo de robo, sobre todo en las grandes ciudades como Dar es Salam, pero en ningún momento del viaje tuvimos sensación de inseguridad. De hecho, aunque habíamos leído lo contrario, los tanzanos nos han parecido gente encantadora, muy amables y hospitalarios.

Siempre es buena idea, en cualquier caso, contratar un seguro de viaje con la mayor cobertura posible, que incluya tanto los gastos médicos como de evacuación y repatriación sanitaria. Personalmente, nosotros contratamos un seguro de IATI; en concreto la póliza IATI Mochilero.

¿CUAL ES LA MEJOR ÉPOCA PARA VIAJAR A TANZANIA?

Siempre procuro tener muy en cuenta el clima a la hora de elegir un destino, porque puede marcar la diferencia en un viaje. En el caso de Tanzania, esto puede afectarnos principalmente a la hora de hacer un safari o para disfrutar de las playas y vida marina. Aunque es verdad que el tiempo es cada vez más impredecible y nos puede sorprender tanto para bien como para mal, estas son las mejores fechas para ambas actividades:

MEJOR ÉPOCA PARA HACER UN SAFARI EN TANZANIA

En Tanzania, la temporada seca empieza a principios de junio y dura hasta octubre o noviembre. Durante estos meses, el clima suele ser seco y soleado, con temperaturas cálidas durante el día y más frescas por la noche. Por eso, esta es la temporada alta para los safaris, ya que la vegetación es menos densa y es más fácil ver a los animales, que se agrupan en las reservas de agua.

La desventaja de viajar durante la temporada alta es que los precios suelen ser más altos y hay más gente. Si viajas en estas fechas asegúrate de reservar el alojamiento y los tours con antelación.

La temporada de lluvias en Tanzania ocurre entre marzo y mayo, y luego, en menor medida, entre octubre y diciembre. En estas fechas, las lluvias suelen ser intensas, por lo que puede que te encuentres con carreteras intransitables. Además, los animales suelen refugiarse durante la lluvia o incluso migrar a otras zonas para buscar comida y refugio, lo que implica que será más difícil verlos durante el safari.

Pero no todo es negativo: hacer un safari en Tanzania durante la temporada de lluvias también tiene sus beneficios. Por ejemplo, la vegetación es mucho más exuberante y los paisajes impresionantes y coloridos. Además, es probable que haya menos turistas y los precios sean más bajos.

MEJOR ÉPOCA PARA BUCEAR O HACER SNORKEL EN TANZANIA

Si lo que más te atrae de Tanzania es su increíble fauna marina, es un buen destino de buceo durante todo el año. Sin embargo, el mejor momento para bucear y hacer snorkel es durante la temporada seca: de junio a octubre, cuando el agua es clara, la visibilidad excelente y la temperatura del agua cálida y agradable.

Para nadar con tiburones ballena, que es una experiencia realmente inolvidable, la mejor época es desde septiembre hasta marzo, aunque entre noviembre y enero hay mayor probabilidad de verlos en grandes grupos alimentándose cerca de la superficie.

Las ballenas jorobadas visitan las aguas de la costa de Tanzania durante su migración anual, generalmente entre julio y octubre. Dentro de esa época, los mejores meses para verlas es de agosto a octubre, cuando están más concentradas en la zona.

Los delfines, por otro lado, se pueden ver durante todo el año, pero de octubre a febrero se pueden ver en grandes grupos, especialmente los delfines nariz de botella, que son más raros que otras especies de delfines.

En cuanto a las tortugas, podrás encontrar tortugas verdes y carey durante todo el año, pero la temporada de anidación de las tortugas verdes es de junio a septiembre. Durante este período, las tortugas adultas van a la costa para anidar en las playas de la isla.

MONEDA

Su moneda es el chelín tanzano (TZS), pero aceptan encantados dólares americanos e incluso euros en la mayoría de destinos turísticos. Eso sí, en caso de llevar dólares, es importante que no hayan sido emitidos antes de 2006, porque la mayoría de establecimientos no los aceptan.

También puedes usar tarjeta de crédito en las principales ciudades y destinos turísticos de Tanzania, aunque es probable que cobren una comisión por pagar con tarjeta.

Necesitarás dinero en efectivo para las zonas más remotas o rurales. Además, para los pagos en restaurantes y compras menores es recomendable utilizar la moneda local, porque de esta manera podrás conseguir mejores precios. En las ciudades se puede sacar dinero en efectivo en cajeros automáticos o bien cambiar euros y dólares en el banco, donde tendrás que presentar el pasaporte.

ENCHUFES EN TANZANIA

En Tanzania se utilizan enchufes del tipo D y G, con tres clavijas, el típico británico.

El voltaje es de 230V y la frecuencia es de 50Hz, por lo que si vienes de Europa, Australia, Reino Unido y la mayoría de los países de África y Asia probablemente no necesitarás transformador.

Si vienes desde un país con un voltaje y frecuencia diferentes, como es más común en EE.UU., Canadá y países de América del Sur sí que necesitarás dicho transformador.

ZONA HORARIA

La zona horaria en Tanzania es UTC + 3 hrs. Por ejemplo, cuando en España peninsular son las 12:00 del mediodía, en Tanzania son las 14:00 horas en invierno y las 13:00 horas en verano (en España de momento se aplica el horario de verano y en Tanzania se mantiene igual todo el año).

Al estar cerca de la línea del Ecuador, en Tanzania la duración de los días y las noches es casi igual durante todo el año: el amanecer suele ser alrededor de las 6:00 am y el anochecer alrededor de las 6:00 pm.

IDIOMA EN TANZANIA

En Tanzania, el idioma oficial es el suajili, pero muchas personas en el sector turístico, como los guías y los trabajadores de hoteles y restaurantes, hablan inglés con mayor o menor acierto.

No importa el nivel de inglés, siempre harán un esfuerzo por hacerse entender, aunque en ocasiones lleva un cierto tiempo acostumbrarse al acento. Al principio, era muy desconcertante que en muchas palabras pronunciasen R en lugar de L, como cuando nuestro guía nos explicaba que íbamos a ir al “rago” (rake) y no entendíamos nada hasta que, por fin, nos dimos cuenta de que lo que realmente quería decir era que íbamos al “lago” (lake).

Aunque es menos habitual, es posible encontrar en áreas turísticas de Tanzania guías y personal que hable también otros idiomas como español, francés, alemán, italiano o chino, entre otros.

Claro que no todos en el país hablan un segundo idioma, así que siempre es útil aprender algunas palabras y frases sencillas en suajili si planeas visitar Tanzania, lo que te ayudará a comunicarte mejor con los habitantes locales y mostrar respeto por su cultura y su idioma, lo que apreciarán mucho.

CONECTIVIDAD / INTERNET

Si quieres desconectar del móvil aprovechando tus vacaciones, este es el sitio perfecto. La calidad y la cobertura del WiFi en la mayoría de hoteles en Tanzania es floja tirando a mala, especialmente en los alojamientos más pequeños o en zonas rurales.

Si, por el contrario, quieres estar conectado y compartir esas fotos espectaculares que has sacado durante el safari, lo mejor es comprar una tarjeta SIM. Puedes hacerlo antes de empezar el viaje, comprando una e-sim como la de Holafly. Es bastante sencillo y te aseguras de tener conexión desde el momento que aterrizas en Tanzania. 

Otra opción es comprar la tarjeta SIM una vez en Tanzania. Necesitarás presentar el pasaporte y completar un registro de usuario. Una vez registrado, puedes comprar una tarjeta SIM prepagada y el plan que más te interese. Asegúrate de que la tarjeta está correctamente activada antes de realizar la recarga. El inconveniente es que tendrás que emplear un rato en hacer este trámite. La ventaja es el ahorro, ya que comprar la SIM una vez ahí es bastante más barato.

Los principales operadores móviles son Vodacom, Airtel, Tigo y Halotel. Nosotros escogimos Vodacom, porque es el mayor operador móvil de Tanzania y tiene buena cobertura en todo el país, incluyendo zonas rurales. Airtel y Tigo tienen también bastante cobertura y Halotel, que es relativamente nuevo, ha ganado terreno en áreas rurales donde otros operadores puede que no tengan cobertura.

¿QUÉ LLEVAR EN LA MALETA A TANZANIA?

Ya tienes los billetes, el pasaporte y el visado preparados y ahora llega el momento de hacer la maleta, pero no tienes claro qué deberías llevar. Puedes leer a continuación unas recomendaciones que espero que te ayuden a escoger qué llevar en tu maleta:

Si vas a hacer un safari, lo recomendable es llevar ropa cómoda, ligera y transpirable. Al amanecer y anochecer es mejor usar pantalones y camisetas con manga larga para protegerte de los mosquitos. Además, la ropa mejor que sea de colores neutros, como beige, marrón y verde oliva, para no llamar la atención de los animales.

Ten en cuenta también, que si vas a acercarte a zonas menos turísticas y más tradicionales viene bien una cierta discreción en la ropa. Tanto Zanzíbar como la mayor parte de la costa del Océano Indico son zonas predominantemente musulmanas y conviene respetar las tradiciones locales y costumbres.

En cuanto al calzado, procura llevar algo cómodo y resistente, como botas de senderismo, ya que caminarás por terrenos irregulares y posiblemente mojados. Si vas a la playa necesitarás chancletas o escarpines para caminar durante la marea baja, porque suele haber zonas rocosas, con conchas o corales muertos que hacen que sea incómodo pasear descalzo.

Ropa de abrigo: aunque haga calor durante el día, las noches pueden ser frescas, especialmente en las zonas de montaña. Es recomendable llevar una chaqueta ligera o una sudadera. La sensación de calor y frío es, de todas maneras, muy relativa; era muy curioso ver como algunos tanzanos en Kigoma llevaban plumíferos mientras nosotros estábamos en manga corta tan ricamente.

Imprescindibles en tu maleta deberían ser un buen repelente de mosquitos, específico para climas tropicales, y protección solar, ya que comprarla ahí suele salir bastante más caro. También es una buena idea llevar algún frontal o linterna para salir cuando oscurezca, porque anochece muy pronto todo el año y no suele haber ningún tipo de iluminación.

Si vas a hacer safari para ver chimpancés necesitarás traer alguna mascarilla, es obligatorio usarlas mientras se está cerca de ellos, para que no se contagien con nuestras enfermedades.

Para evitar atraer a mosquitos y otros insectos, es mejor no usar colonias y perfumes fuertes durante un safari. Además, los animales tienen un olfato muy sensible y los olores fuertes pueden confundirlos o alejarlos.

Si vas a hacer excursiones en el agua, es recomendable llevar una bolsa estanca, para asegurarte de que el móvil, cartera y demás objetos de valor no se mojan. Si tienes cámara acuática agradecerás mucho haberla llevado cuando veas la increíble fauna marina que hay en Tanzania.

OTROS DATOS DE INTERÉS

Es posible que durante tu estancia haya algún corte de luz, pero no hay que preocuparse, es algo común en el país. Los alojamientos están acostumbrados a lidiar con ello y suelen estar equipados con generadores de respaldo.

Las bolsas de plástico están prohibidas. Desde junio de 2019, no se puede entrar con ninguna bolsa de plástico al país, tan solo permiten las bolsas transparentes para los líquidos del aeropuerto.

Algo que hay que tener en cuenta también en este viaje son las mareas: en la costa de Tanzania las mareas son bastante pronunciadas, lo que significa que el nivel del agua varía significativamente a lo largo del día.

Durante la marea baja, quedan al descubierto áreas de playa y arrecifes de coral. Esto puede ser muy práctico para el snorkel, ya que permite explorar áreas que no son accesibles durante las mareas altas. Por otro lado, la marea alta es el momento ideal para nadar y disfrutar de actividades acuáticas, pero algunas playas pueden quedar completamente sumergidas, lo que reduce el espacio para tomar el sol y otras actividades en la playa.

Los guías y el personal de los hoteles te podrán informar sobre las mareas y como organizar las actividades adecuadamente. También puedes consultar algunas aplicaciones como Tides Near Me, My Tide Times o Tide Chart.

comida-sana (5)

¿QUÉ COMER EN TANZANIA?

La comida es siempre una parte muy importante en mis viajes y en Tanzania, aunque comimos bien, no diría que es el país donde hemos disfrutado más de su comida. Excepto en Dar es Salam, en todos los alojamientos el plato más habitual era pollo o pescado a la brasa, patatas y algo de verdura. Si no tenemos en cuenta las patatas fritas, que comen por toneladas, esta dieta realmente es el sueño de cualquier dietista, porque es muy sana y más fresca imposible, pero no destaca por su variedad ni cantidad.

Los platos más tradicionales que podrás encontrar en tu viaje por Tanzania son:

  • Ugali: Es el alimento básico en Tanzania y en muchas partes de África oriental. Se trata de una masa hecha con harina de maíz y agua, que se cocina hasta que adquiere una consistencia densa.
  • Nyama Choma: Este plato consiste en carne asada, generalmente de cordero, cabra, pollo o res. La carne se marina con especias antes de asarla a la parrilla, y se sirve con guarniciones como ugali, ensaladas y salsas.
  • Pilau: Un arroz sazonado con especias como clavo, cardamomo, canela y cúrcuma. A menudo se prepara con carne, como cordero, pollo o ternera, y a veces se añaden verduras.
  • Mchuzi wa Samaki: Este es un estofado de pescado que se cocina con tomates, cebollas, especias y, a veces, leche de coco. Muy popular en las áreas costeras de Tanzania.
  • Mandazi: Son unos bollos condimentados con coco, cardamomo o azúcar antes de freírlos. Son populares como snack o desayuno.
  • Chapati: Similar a un pan plano, es una especie de tortilla hecha de harina de trigo, agua y sal. Se cocina en una plancha caliente y es un acompañamiento común para muchos platos.
  • Supu ya Ndizi: Esta es una sopa hecha a base de plátanos verdes cocidos y triturados, a menudo cocinada con carne y especias.
  • Vitumbua: Son pequeñas tortitas de arroz y coco que se sirven como bocadillos o postre.
  • Mkate wa Ufuta: También conocido como «pan de sésamo», es un pan denso y sabroso hecho con harina de maíz y semillas de sésamo.
  • En cuanto a las bebidas, es muy difícil, por no decir imposible, tomarlas realmente frías. En el hotel en Mafia se aseguraban de dejarnos alguna en la nevera, pero en los bares hay que insistir en que esté muy fría para conseguir una cerveza medianamente fresca.
agenda 3

DIARIO DE VIAJE ¿QUÉ HACER EN TANZANIA?

DESTINO DAR ES SALAM: EL VIAJE

Después de tantos planes y preparativos, por fin llegó el momento de empezar el viaje. Nosotros volábamos con KLM, haciendo escala en Amsterdam. El problema era que Amsterdam-Schiphol era uno de los aeropuertos que, después de la pandemia, se encontraron sin suficiente personal para absorber la demanda y se desató el caos: las colas en los controles provocaban que los viajeros perdieran sus conexiones o que no llegaran cientos de maletas.

Por culpa de esa situación, justo antes del viaje nos adelantaron el vuelo a Amsterdam al día anterior, porque la escala inicial era muy corta y casi seguro que íbamos a perder la conexión. Teníamos la opción de anular el vuelo, pero a esas alturas no íbamos a conseguir tan buen precio como el que habíamos conseguido meses atrás, así que seguimos adelante con el cambio.

Lo malo era que ahora teníamos que pasar la noche en Amsterdam y los precios de los hoteles estaban disparados. Escogimos uno cerca del aeropuerto porque el vuelo a Dar es Salam del día siguiente salía muy pronto y así no tendríamos que madrugar tanto.

Incluso adelantando el vuelo al día anterior, retrasaron la salida del vuelo cuatro veces seguidas, con lo que al final salimos casi tres horas más tarde. La idea era haber aprovechado para dar una vuelta por el centro de Amsterdam, porque hay muy buena conexión de tren desde el aeropuerto con el centro, pero con tantos retrasos al final llegamos demasiado tarde y decidimos quedarnos en el hotel.

Escogimos el hotel Ibis Schiphol Amsterdam Airport porque habíamos leído que tiene un buen servicio de traslado desde el aeropuerto y, efectivamente, funcionaba estupendamente. El hotel en sí no estaba mal, pero el precio era un disparate. Por lo menos, nos sorprendió muy gratamente que el desayuno buffet estuviese incluido, aunque en la reserva no parecía que lo estuviera. Para la vuelta al aeropuerto a la mañana siguiente volvimos a utilizar el shuttle gratuito, pero estaba muy lleno y hubo gente que se quedó sin entrar, así que si lo utilizas, asegúrate de ir con tiempo suficiente por si tienes que esperar al siguiente autobús. 

Una vez en el aeropuerto Schiphol pensábamos que íbamos a encontrarnos con largas colas, pero esta vez, a diferencia de la vuelta, no tuvimos que esperar mucho para pasar el control de líquidos. Lo mejor es que han implantado el nuevo sistema de escáneres con el que no hay que sacar los líquidos de la maleta ni vaciar las botellas de agua. Espero que vayan utilizando este sistema en más aeropuertos, porque es muy cómodo.

Después de unas cuantas horas de vuelo, llegamos a Dar es Salam ya de noche, más tarde de lo previsto. Como era tarde, sacamos algo de dinero en chelines en un cajero y dejamos la compra de tarjeta SIM para otro día, porque el Wifi funcionaba bastante bien, tanto en el aeropuerto como en el hotel.

Al día siguiente teníamos un vuelo a Kigoma a primera hora, así que escogimos el hotel Blue Shapphire, por estar cerca del aeropuerto y tener los traslados al aeropuerto incluidos. A pesar de estar incluido este traslado, quisimos dar una propina al conductor, pero como todavía no controlábamos bien la moneda le dimos una propina desproporcionada. Siempre nos pasa lo mismo, según llegamos a un país, entre el cansancio del vuelo y que no controlamos la divisa, siempre la liamos en el primer traslado. Es casi ya una tradición.

En cuanto a la habitación, era muy grande y limpia, pero bastante anticuada, y el desayuno estaba incluido. Quisimos pagar con tarjeta, pero no funcionaba la red, así que pagamos en efectivo y aceptaron euros sin problema.

KIGOMA: EMPIEZA LA AVENTURA

Después del desayuno utilizamos de nuevo el traslado gratuito al aeropuerto, esta vez con una propina ya más ajustada. La terminal para vuelos domésticos es muy pequeña y básica, especialmente el control de la entrada. El vuelo con Air Tanzania sin embargo estuvo muy bien, de hecho, nos dieron un servicio de bebida y anacardos a pesar de un low cost. No como aquí, que en los vuelos low cost no dan nada de nada si no es previo pago.

Después de 2 horas de vuelo llegamos a Kigoma. El aeropuerto consiste en una caseta y la cinta transportadora es una ventanita, por la que nos fueron pasando las maletas a mano. Lo bueno es que no hay casi esperas, en un momento tienes las maletas y estás fuera.

Normalmente siempre viajamos por libre, pero en el caso de Tanzania, en concreto la zona del lago Tanganica, nos resultó imposible reservar por nuestra cuenta un alojamiento  que no costara como un coche nuevo. De hecho, nuestra idea inicial era visitar el parque natural de Mahale, pero entre los traslados en avión, la estancia y las entradas al parque nos pasábamos por completo de nuestro presupuesto y días disponibles.

Así que nos decidimos por el Parque Nacional de Gombe, en el que también hay chimpancés y es bastante más accesible. Ahí es posible reservar online en el Gombe Forest Lodge pero, de nuevo, los precios eran demasiado elevados para lo que ofrecen y nos podemos permitir. Las cabañas del alojamiento estatal del parque, llamadas bandas, eran una opción perfecta para nosotros, pero nos estaba costando contactar con ellos. Así que decidimos recurrir a Kihindo Tours and Safaris, una pequeña compañía local de la que teníamos buenas referencias, porque mi hermana había hecho un safari en Selous con ellos. Acordamos un paquete personalizado de 4 días, con todo incluido, por un precio mucho mejor de lo que podíamos conseguir por nuestra cuenta, y la verdad es que no nos arrepentimos.

Así que esa mañana, al bajar del avión, nos recogió su colaborador Adolf, de G-family adventures safaris porque conoce muy bien la zona. A partir de entonces Adolf se convirtió en nuestro ángel de la guarda, pendiente de nosotros en todo momento, encargándose de gestionar reservas, restaurantes, traslados y todo aquello que pudiera facilitar nuestra estancia.

En Kigoma nos alojamos en el hotel Lake View Hotel y, una vez instalados, nos fuimos a conocer la ciudad. Como le dijimos a Adolf que nos gusta integrarnos y probar la comida local, nos hizo una ruta gastronómica por los puestitos locales. En el puerto probamos unos pescaditos secos diminutos, que puede que en un guiso estén ricos, pero comerlos en seco era como masticar arenilla.  Pusimos cara póker y tratamos de dejar caer disimuladamente los que nos quedaban, para no ofender a la vendedora que nos miraba sonriente.

En el mercado probamos ugali de maíz, que es una masa muy típica en Tanzania, y pinchos morunos de carne. Los pinchos morunos estaban ricos, pero teníamos serias dudas sobre la procedencia de esa carne. Aquí desde luego nos saltamos todas las recomendaciones sobre lo que es seguro comer o no cuando se viaja. Les sorprendió tanto a los que preparaban los pinchos morunos que los comiéramos que ¡nos hicieron fotos a nosotros mientras nos los comíamos! Mejor no pensar de qué estaban hechos…

Cuando anocheció fuimos al mercado nocturno, que nos gustó mucho porque era muy colorido y auténtico, nada de souvenirs para turistas y éramos los únicos “mzungus”, que es como nos llaman a los extranjeros. Después, nos fuimos a cenar a un local al aire libre, donde compartimos un gran plato de cerdo con plátano, que comimos con las manos y estaba muy rico. Había muy poca o ninguna iluminación en el local, por lo que no podíamos ver bien lo que cogíamos, así que cada bocado era una sorpresa. En nuestro viaje por Tanzania es algo que nos encontramos muy habitualmente, parece que no utilizan mucha iluminación en los restaurantes al aire libre.

LAGO TANGANYKA Y ORANGUTANES EN GOMBE

Al día siguiente, después del desayuno, fuimos a una tienda de Vodacom para comprar las tarjetas SIM, que nos costaron 22.000 TZS por las dos, con un plan de 5.3 GB para 1 semana, más 2.000 TZS de gestión. Una vez compras las SIM solo hace falta recargarlas cuando se acaba el plan contratado. Mientras lo gestionaban, que les llevó un buen rato, aprovechamos para ir al banco que estaba justo al lado, para cambiar algunos euros a chelines. Tardamos bastante en cambiar porque no les funcionaba Internet durante un rato. No existen las prisas en Tanzania.

Una vez conseguidas las SIM y los chelines, fuimos al puerto en tuk tuk para coger una lancha rápida hasta Gombe; como el agua estaba revuelta tardamos algo más de una hora, pero nos encantó el paseo en lancha. Una vez ahí dejamos las maletas en nuestra habitación, que resultó ser una tienda enorme y preciosa, muy al estilo de Memorias de África, pero con un techo para protegerla. Eso sí, no había wifi ni cobertura en la habitación y el agua caliente no funcionaba (nos dijeron que unos monos habían mordido los conductos) pero era muy cómoda y estaba justo en el lago, con unas vistas fantásticas.

Estábamos impacientes por ir a ver a los chimpancés así que, una vez nos asignaron a nuestro guía del parque, empezamos nuestro primer trekking. Tuvimos mucha suerte, porque los chimpancés no se hicieron esperar, enseguida nos encontramos con una familia con dos bebés juguetones que, según nos dijeron, pertenecían a la familia G. Nuestro guía nos explicó que, cuando te encuentras con los chimpancés, hay que quedarse a una distancia de 10 metros durante un máximo de una hora o hasta que se vayan a otro sitio. En caso de que se acerquen ellos a ti, lo que ocurre algunas veces, hay que quedarse completamente quieto. También es obligatorio llevar una mascarilla puesta mientras se está en el parque para evitar contagiarles nuestras enfermedades.  

Después de ver los chimpancés y recorrer parte del parque, fuimos a refrescarnos a las Wakombe waterfalls porque, aunque estaba nublado, hacía bastante calor por la humedad.

Por la tarde habíamos planeado darnos un baño y hacer snorkel, pero al final fuimos a dar un paseo por la orilla del lago, porque había llovido en Congo y cuando esto ocurre, aparentemente, provoca que se enturbie el agua y quede de un color entre marrón y verde que desde luego no invita al baño. Fue muy mala suerte, porque normalmente el lago Tanganica es uno de los lagos más claros y limpios del mundo, con una gran cantidad de peces. De hecho, es conocido porque se puede bucear y hacer snorkel en un entorno muy diferente de lo habitual.

Al día siguiente, después de desayunar y pedir que nos lavaran la ropa por 20.000 TZS, empezamos un nuevo trekking. De nuevo encontramos chimpancés bastante rápido y nos quedamos embelesados viéndolos jugar. Nos alegramos mucho de haber escogido el parque nacional de Gombe, en lugar de Mahale, porque estuvimos prácticamente solos durante nuestros trekking: tan solo nosotros, nuestros guías y los encantadores chimpancés.

El caso es que en un momento en el que íbamos por un caminito tras un grupo de chimpancés, oímos lo que parecía una discusión familiar entre ellos. Uno de los chimpancés salió de la espesura y vino corriendo en nuestra dirección, claramente enfadado y con una rama de palmera en la mano. Las instrucciones de nuestro guía era que no nos moviéramos, así que eso hicimos, incluso cuando yo estaba en medio del camino y el chimpancé seguía avanzando hacia mí. Como era de esperar, al chimpancé no le gustó demasiado que estuviera en medio y me pegó un empujón para apartarme del camino. En el siguiente video podréis ver el momento justo antes del empujón, la pena es que con los nervios del momento no grabamos el empujón en sí. 

Menos mal que no era un gorila porque habría salido volando. Como había salido indemne, después de un ataque de risa por el empujón del pobre chimpancé enfadado, decidimos subir a Jane´s Peak. Por su altura, desde este pico se puede disfrutar de una vista panorámica de todo el parque y sus alrededores. Lleva el nombre de la famosa primatóloga Jane Goodall, quien ha estudiado los chimpancés en el parque durante muchos años, y solía subir para localizarlos desde ahí. Efectivamente, las vistas son muy buenas, pero la subida es algo durilla, aviso.

Después de sentarnos un rato a descansar y disfrutar de las vistas (aunque estaba algo nublado y eso siempre desluce), volvimos a bajar, parando por el camino para colgarnos de unas lianas y hacer un poco el mono, ¡literalmente!. Una vez de vuelta en el campamento, les dimos las correspondientes propinas al rastreador y el guía del parque y nos fuimos a bañar al lago para refrescarnos, ya que por fin estaba suficientemente limpia como para bañarnos, aunque no tanto como para hacer snorkel, desgraciadamente.

Después de la aventura del empujón del chimpancé, todavía íbamos a tener otra sorpresa, porque, durante la comida, nos propusieron participar en una entrevista de un canal de televisión tanzano para promocionar el parque. Decidimos aceptar y tener nuestros 15 minutos de fama, aunque fuera en Tanzania. Como no venían, fuimos a tomar un rato el sol a la playa y, cuando pensaba que ya no iban a venir y me estaba quedando dormida, aparecieron con un cámara, pinganillo, entrevistadora y todo el show. Solo me hicieron a mí la entrevista, porque hablaba inglés, pero entre que estaba medio dormida y los nervios del directo creo que lo hice bastante mal. Al de unos meses me enviaron el video y confirmé que, efectivamente, lo había hecho fatal y que las cámaras no son lo mío. Como ya tengo claro que no he nacido para ser tiktoker, mejor os enseño videos de unos chimpancés monísimos, que seguro que os gustan mucho más.

Pasados los nervios de la entrevista, nos fuimos a dar otro paseo por la playa y así aprovechamos para recoger plásticos. Durante el paseo del día anterior habíamos visto botellas y otros plásticos que llegan a la orilla desde los barcos, así que decidimos aportar nuestro granito de arena contra la basuraleza. Después de recoger un par de bolsas cada uno volvimos a dejarlas en una caseta de reciclaje del campamento y nos fuimos a cenar.

Durante toda la tarde y la noche hubo un oleaje muy fuerte y, según nos explicaron, eso es lo que provocó que no hubiera wifi ni cobertura en el comedor. Además, por la noche se oía muchísimo el romper de las olas, porque la cabaña está prácticamente en la misma playa.

Al día siguiente, antes de irnos, nos acercamos al poblado de Mwagongo, a unos 10 mins en barca. Paseamos por el pueblo y nos hicieron una demostración de baile y canciones tradicionales, en los que intenté participar con más entusiasmo que acierto. Como es habitual, los niños nos llamaban Mzungu (extranjero) al pasar.

Después del paseo volvimos al campamento a comer, darnos un último baño en el lago y embarcarnos de vuelta a Kigoma. Salimos pronto antes de que empeorase el oleaje y, aun así, fue un viaje de vuelta bastante movidito. Nosotros nos divertimos bastante con el movimiento de las olas, pero nuestro guía Adolf lo pasó un poco mal, el pobre.

DE VUELTA EN KIGOMA

Ya de vuelta en Kigoma volvimos al mismo hotel en el que estuvimos la primera vez y nos duchamos, por fin, con agua caliente. Qué poco apreciamos esos pequeños placeres cuando los tenemos… Después nos llevó Adolf a cenar a un restaurante estilo pub, donde comimos una cabra asada que estaba muy rica, aunque por algún motivo que no llegamos a averiguar, no la trocearon y lo tuvimos que hacer nosotros con una navaja que llevaba Adolf. En la línea del otro restaurante de Kigoma, también estaba bastante oscuro y costaba ver lo que estábamos comiendo.

A primera hora de la mañana siguiente teníamos reservado el vuelo de vuelta a Dar es Salam, para continuar con la siguiente etapa del viaje, pero nos llegó un mensaje de la aerolínea avisando de que se retrasaba el vuelo hasta la tarde. Pedimos que nos dejaran usar la habitación hasta las cuatro, para lo que tuvimos que pagar la mitad de la tarifa, y fuimos a relajarnos un rato en una de las playas del lago.

Escogimos una cala tranquila y agradable, aunque las tumbonas eran un poco incómodas. Aprovechamos para comer en la misma playa y después nos marchamos al aeropuerto, donde todavía se retrasó una hora más la salida del vuelo.

El aeropuerto de Kigoma es diminuto, como ya habíamos visto al llegar, y tuvimos que esperar en el exterior del aeropuerto. Mientras estábamos ahí, nos enteramos de que el retraso de nuestro vuelo se debía a que habían tenido que esperar al ministro de Medio Ambiente, que venía de visita. Cosas que pasan, y no solo en Tanzania. Suerte que no se retrasó más, porque estos aeropuertos pequeños no tienen suficiente iluminación como para despegar de noche y tendríamos que haber esperado hasta la mañana siguiente.

Tocaba ya despedirse de Adolf, con mucha pena, porque estos días había estado pendiente de nosotros en todo momento, preocupándose de que todo fuera perfecto y que disfrutáramos de la experiencia. Y siempre con alegría y una gran sonrisa.

ESCALA EN DAR ES SALAAM Y VISITA AL MERCADO DE KARIAKOO

Una vez conseguimos llegar a Dar es Salam ya era algo tarde, así que fuimos a cenar cerca del hotel. En esta ocasión habíamos escogido el hotel Harbour View Suites, en la zona de Kisutu, porque así tendríamos tiempo para visitar esa parte de la ciudad hasta la tarde, cuando tocaba volver al aeropuerto. Las habitaciones eran grandes pero anticuadas y, como parece que es la tónica en Dar es Salam, demasiado caro para lo que ofrecen. El desayuno, por lo menos, fue muy completo, con huevos, fruta, etc. Además, el local del desayuno nos pareció muy agradable y luminoso.

Después de desayunar fuimos dando un paseo hasta el mercado de Kariakoo, un mercado local muy auténtico y bastante caótico. Ocupa varias calles en el centro de la ciudad y ahí se puede encontrar de todo: comida, ropa, artesanías, electrónica o productos de segunda mano. Es el sitio perfecto para experimentar la vida diaria de la ciudad, pero también puede ser abrumador si no estás acostumbrado a los mercados africanos. Hay mucha gente, así que cuidado con los móviles y carteras.

Después de visitar el mercado ya era hora de volver al hotel, recoger las maletas y dirigirnos al aeropuerto. Esta vez salíamos de la Terminal 1 con destino a la isla Mafia, y resultó que nuestro avión era en realidad una avioneta. Conseguimos sentarnos justo detrás del piloto y nos encantó la experiencia, aunque si te da miedo volar es cierto que da algo más de impresión. De todas maneras, es un viaje muy corto: en media horita ya estábamos en Mafia.

PLAYAS Y TIBURÓN BALLENA EN LA ISLA MAFIA

Una vez en la isla de Mafia, puedes alojarte en los alrededores de Kilindoni, que es una zona más auténtica y económica, o en Utende, en la Reserva Marina, donde el alojamiento es más exclusivo y más caro. Además, por cada día de estancia en la Reserva hay que pagar una tasa de unos 20 USD por persona y por día, que hay que añadir al coste del alojamiento.

Como desde Kilindoni se puede llegar fácilmente a todas las excursiones y nos gusta tener cerca la vida local y los restaurantes, nos decidimos por esa zona, en concreto por el hotel Maisara Mafia Beach Lodge, que está muy cerca de Kilindoni, pero sin el bullicio del pueblo.  

Desde el hotel enviaron un coche a buscarnos al aeropuerto y llegamos enseguida. Allí nos recibió el encargado, Abbi, y nos sentamos a tomar algo con él, mientras nos explicaba los horarios de comidas, las excursiones que podíamos contratar y todo lo que pudiéramos necesitar para nuestra estancia.

También nos explicó que, por un fallo en las reservas había overbooking, así que esa primera noche tendríamos que quedarnos en una cabaña diferente a la que habíamos contratado, algo más básica, pero con aire acondicionado. No nos resultaba ningún problema pero, para compensarnos por las molestias, nos invitaron a cenar en la misma playa, a la luz de las velas, más romántico imposible. En cuanto al aire acondicionado de la habitación no nos hizo falta ni encenderlo, porque por la noche refresca bastante.

Al día siguiente desayunamos en una mesa casi en la misma playa, una maravilla, pero no tuvimos mucho tiempo para relajarnos porque habíamos quedado a las 8.00 con Kino, el capitán del barco de nuestra excursión en busca de los tiburones ballena.

Íbamos nerviosos por la emoción y conseguimos nadar con cuatro, lo cual fue un gran éxito porque realmente septiembre no es la mejor época para encontrar tiburones ballena. Resultó ser un ejercicio intenso, porque hay que estar todo el tiempo preparado con las aletas y la máscara y en cuanto Kino nos avisaba había que saltar al agua. Si el tiburón ballena se iba, volvíamos a subir, nos acercaba Kino con el barco y de nuevo al agua. Pero mereció por completo la pena, hay pocas cosas tan relajantes como nadar al lado de estos gigantes marinos. De regalo, también nos encontramos con varios delfines y peces voladores, una experiencia inmejorable.

Después de tanto ejercicio en el agua, nos tumbamos un rato al sol y después fuimos a Kilindoni a por unas cervezas, que nos las habíamos ganado. Pedimos las cervezas en un bar local con mucho ambiente, pero tuvimos que pedirles que las cambiaran por otras más frescas. No tienen la costumbre o los recursos para enfriarlas, así que cuesta conseguir bebidas realmente frías en Tanzania, hay que insistir mucho al pedirlas.

Después cenamos en Hipopotamous Food point, porque habíamos leído buenos comentarios. Es un restaurante pequeño y rústico, pero nos gustó la comida y el dueño es muy agradable. El precio también muy bueno, 34.000 TZS por las dos cenas. Lo único que hay que tener en cuenta es que no sirven alcohol en el restaurante.

Volvimos al hotel en tuk tuk, después de negociar el precio. Como orientación, un buen precio son 5.000 TZS desde Kilindoni a los hoteles en la playa o al revés.

Al día siguiente habíamos contratado con Kino otra excursión de snorkel, para visitar dos zonas diferentes, y nos sorprendió muy gratamente: agua cristalina, muchos peces diferentes y el coral estaba en bastante buen estado. Disfrutamos mucho del snorkel y estuvimos en el agua hasta que acabamos arrugados.

Para secarnos después de tanto chapuzón, Kino nos llevó a la lengua de arena Marimbani y preparó un picnic en un momento, montando un toldo para poder comer en la sombra y asando pescado en una hoguerita.

Después de comer volvimos al hotel, pero para entonces la marea estaba muy baja, por lo que tuvo que atracar el barco bastante lejos de la orilla y caminar un buen rato por la arena, o mejor dicho por el lodo, que olía bastante mal y costaba bastante porque te hundías al caminar, de hecho, casi perdemos las chancletas en el intento.

La excursión del siguiente día era en la Reserva Marina, en la parte suroeste de la isla, así que fuimos en tuk tuk hasta Utende (el precio ida y vuelta fueron 40.000 TZS).  Tardamos algo menos de media hora, pero tuvimos que parar para pagar la tasa del parque, que son unos 20 USD por persona. Ahí nos recogió Kino, que ya tenía el barco preparado cuando llegamos.

Hay varias zonas diferentes para hacer snorkel en la reserva, nosotros visitamos Kinasi, Coral gardens y Big Rock y, al igual que el día anterior, quedamos encantados con la cantidad de peces y la claridad del agua. Los jardines de coral eran como estar en otro mundo. ¡Visita imprescindible!

Después de terminar la excursión y una vez de vuelta en el hotel, aproveché que hay una masajista disponible, Miriam, y terminé un fabuloso día con un fabuloso masaje holístico. Además, esa noche nos prepararon una hoguera en la playa y cenamos en una mesa en la misma playa, con los pies descalzos sobre la arena e iluminados por la luz de la hoguera, una maravilla.

Como al día siguiente no habíamos contratado ninguna excursión, pasamos la mañana paseando por la playa. Saliendo desde el hotel hacia la izquierda se puede caminar durante horas si hay marea baja, la playa es maravillosa y no hay nadie, tan solo algún pescador saludando desde el agua de vez en cuando.

Por la tarde, ya que no habíamos ido con Kino de excursión, nos invitó a dar una vuelta por el pueblo. Esta vez fuimos por la playa, en lugar de por la carretera, así que pasamos por el puerto. Había muchísimo ambiente y colorido, con los pescadores que habían vuelto de faenar, vendiendo o incluso cocinando el pescado en la misma playa. Luego tomamos una cerveza en Ibiza Inn y cenamos ahí mismo, en una mesa apartada enfrente de un pequeño bosque (54.000 TSZ por los tres).

El último día teníamos la mañana libre para hacer alguna excursión antes de volver al continente y Kino nos había propuesto hacer snorkel en Kitutia Reef y luego picnic en la lengua de arena Mange (al sur) pero no nos cuadraban las mareas. Así que, en su lugar, cogimos un tuk tuk hasta Ras Kisimani (60.000 TSZ). Esa playa también es un pequeño paraíso, pero tardamos más de lo que pensábamos, más de una hora, así que solo nos dio tiempo a un paseo y un baño en las aguas bajas antes de volver al hotel a por una ducha y las maletas.

Cuando ya nos marchábamos al mini aeropuerto, vinieron a despedirse el personal del hotel: Hassan, Abbi y el capitán Kino. Nos encantan los hoteles pequeños como este, en los que el trato es tan cercano y están pendientes de que esté todo a tu gusto. Nos despedimos prometiendo que volveríamos, ya que dejamos mucho por explorar y disfrutar en esta paradisíaca isla.  

OYSTER BAY Y EXCURSIÓN A BONGOYO ISLAND

Después de media hora de vuelo en avioneta, ya estábamos de vuelta en Dar Es Salam. Esta vez escogimos el Peninsula Hotel, en Oyster bay, Esta es una zona residencial con bastantes restaurantes y el hotel resultó ser el mejor de los que habíamos estado: moderno, el personal extremadamente educado y el desayuno muy completo. Algo curioso que nos ha pasado en todos los hoteles, incluido este, es que solo dejan una toalla en la habitación, a pesar de ser dos personas, y teníamos que pedir siempre la segunda toalla.

Teníamos todo el día libre, porque el vuelo no salía hasta la noche, así que decidimos pasar el día en Bongoyo island. Tanto Bongoyo como Mbudya son pequeñas islas a poca distancia de Dar es Salam, por lo que son buenos destinos para una escapada de día. Mbudya es más grande, pero también más concurrida y bulliciosa, de hecho, habíamos leído que se llena de gente con altavoces y música muy alta. Como nuestra idea era un plan más tranquilo, nos decidimos por Bongoyo que, aunque es más pequeña, nos pareció más que suficiente para pasar unas horas, además de que estaba más cerca.

Así que cogimos un tuk tuk (5.000 TSZ) al centro comercial Slipway, que es de donde salen los barcos a estas islas. Hay una pequeña ventanilla donde venden los tickets, pero tuvimos que esperar un rato a que llegara alguien a atendernos. Hay que pagar 30.000 TSZ por el barco, más una tasa de 40.000 TSZ por entrar en el parque natural marino. Ojo, hace falta un mínimo de pasajeros para que salga el barco: 4 para Bongoyo y 6 para Mbudya pero, si tienes mucho interés en salir a una hora en concreto, puedes comprar los tickets restantes, como hicieron una pareja de americanos empeñados en salir hacia Mbudya a toda costa. Menos mal que a nosotros no nos hizo falta porque ya andábamos con los chelines justos.

El barco no llega hasta el embarcadero, así que primero subimos a una barca y luego hicimos el trasbordo a otro barco más grande. Suele haber oleaje, sobre todo por la tarde en el viaje de vuelta así que, si no quieres llegar empapado por las salpicaduras, es mejor sentarse en la parte cubierta del barco, lo digo por experiencia, porque llegamos hechos una sopa. Si llevas una bolsa estanca tampoco viene mal, para proteger del agua las cosas de valor.

En algo más de media hora llegamos a Bongoyo, una isla diminuta con algunas tumbonas y un restaurante (5.000 TZS por tumbona más 5.000 TZS por sombrilla). Habíamos leído que se podía hacer snorkel, pero al menos cuando estuvimos nosotros había muchas algas y no invitaba mucho a sumergirse en el agua, así que preferimos quedarnos con el buen recuerdo del snorkel de Mafia. El restaurante era bastante sencillo, por no decir cutre y, como era de esperar en el único restaurante de una isla, ni el servicio ni el precio (46.000 TZS) fueron muy buenos.

Cogimos el ferry de vuelta de las 14.30 para poder dar una vuelta por el Slipway, un centro comercial al aire libre muy agradable, muy en consonancia con esta zona más exclusiva de Dar es Salam. Masaki es un barrio moderno y cosmopolita, muy diferente del colorido Kariakoo.

Aprovechamos para intentar hacer alguna compra, porque al haber estado en sitios tan poco turísticos, no habíamos podido comprar los souvenirs de rigor para familia y amigos. Así que, cuando vimos que había un mercadillo al lado del Slipway, entramos en un frenesí de compras, regateando al máximo porque como era ya el final del viaje, apenas nos quedaban chelines y no queríamos cambiar más. Conseguidos algunos regalos, nos volvimos dando un paseo hasta el hotel, porque ya era hora de ir al aeropuerto.

VIAJE DE VUELTA DESDE DAR ES SALAAM

El avión de vuelta a casa salía de la terminal 3, que es nueva y moderna, pero apenas había tiendas ni restaurantes abiertos todavía, me imagino que por ser tan nuevo e irán abriendo con el tiempo. Antes de facturar las maletas, tuvimos que pasar por un mostrador previo con un control exhaustivo de la documentación necesaria para viajar.

Como había sido la tónica de este viaje, se retrasó la salida del vuelo de vuelta a casa. En la escala en Amsterdam, además, nos tocó esperar más de una hora en la cola de los líquidos. No tuvimos problema por la conexión, porque KLM ya nos había retrasado el vuelo, pero vimos a mucha gente apurada corriendo para no perder el avión.

Lo bueno de este aeropuerto es que dispone de los nuevos escáneres de alta resolución, lo cual resulta muy cómodo, ya que no hay que no hay que sacar líquidos ni aparatos electrónicos. Mira si son precisos estos escáneres que, al pasar mi maleta, me preguntaron si llevaba dentro una familia de hipopótamos. Y yo pensaba… ¿cómo? ¿una familia de hipopótamos? Hasta que me di cuenta de que los regalos que acababa de comprar eran precisamente varias figuritas de hipopótamos. Todavía riéndonos, embarcamos en nuestro vuelo de vuelta a casa, después de nuestra increíble aventura en Tanzania, con unos hipopótamos, además de arena, en la maleta.

agenda 3

¿QUÉ HACER EN TANZANIA? ZANZIBAR Y P.N. SELOUS

Un año antes de nuestro viaje, mi hermana también escogió Tanzania, por sus playas paradisiacas, animales salvajes y la sensación de estar viviendo una aventura. Sin embargo, como muestra de que en Tanzania hay mil viajes posibles, sus planes fueron completamente diferentes a los nuestros, escogiendo la isla de Zanzibar y un safari en el parque natural de Selous.

Así que comenzaron su viaje en Zanzibar, en concreto Nungwi, en el norte de la isla, porque es una de las zonas menos expuestas a las grandes mareas del Índico y ahí se puede disfrutar de más extensión de playa durante todo el día. Escogieron el Hotel Opera, que no está en primera línea de playa, pero era muy agradable y el desayuno muy bueno.

Según cuenta ella, la espectacular playa de Nungwi es una de las más bonitas que ha visto. Lo único que desluce la experiencia son los llamados “beach boys”, que cuando intentas pasear por la playa te acosan para intentar venderte algo, a veces con tanta insistencia que llegan a acabar con tu paciencia. Además, aunque las playas eran espectaculares, el snorkel les pareció algo decepcionante, a diferencia de en la isla de Mafia, que nos sorprendió muy gratamente.

Después de unos días en la playa decidieron visitar la capital de Zanzibar, Stone Town, y se alojaron en el Mizingani Seafront Hotel, un hotel precioso, con decoración estilo colonial y habitaciones enormes.

Cuando salían del hotel para empezar su visita, conocieron a un chico que hablaba castellano y que se ofreció, por muy poco dinero, a enseñarles la ciudad. Gracias a él recorrieron las laberínticas callejuelas de la ciudad vieja sin perderse, que aparentemente no es tan fácil, y vieron las puertas de madera tallada por las que Stone Town es famosa, el antiguo mercado de esclavos y la catedral anglicana.

Al día siguiente volaron a Dar es Salam en una pequeña avioneta, similar a la nuestra en la isla de Mafia, una experiencia que también les encantó. Cuando llegaron a Dar es Salam ya les estaba esperando Isaya de Kihindo Tours, con quien habían concertado el safari. Las carreteras dejan de estar asfaltadas al poco de salir de Dar es Salam, pero los vehículos están preparados para estos caminos, así que no sufrieron demasiado los baches del camino.

Habían escogido para el safari el parque natural de Selous, porque no tenían muchos días disponibles y este parque está muy cerca de Dar es Salam, además de que ahí es posible navegar por el rio Rufiji y así ver hipopótamos y cocodrilos. 

El alojamiento fue el Selous Mloka safari lodge, muy cerca de la entrada del parque, las instalaciones eran preciosas y el personal muy amable. Hay que tener en cuenta que este tipo de instalaciones funcionan con un generador que ponen en marcha a la hora de cenar, por lo que el Wifi y la carga de aparatos electrónicos está limitada a la hora de la cena. Por otro lado, esos días no había más huéspedes en el hotel y, quizá por eso, la comida, sin ser escasa en absoluto, era un poco justa. La misma sensación que tuvimos nosotros en nuestro viaje.

La reserva de Selous es enorme y no es fácil encontrar grandes concentraciones de animales; sin embargo, al salir en un 4X4 muy pronto por la mañana y volver casi antes de anochecer pudieron ver una gran variedad: elefantes, leones, jirafas, hienas, búfalos y muchos otros desde muy cerca y sin encontrarse con otros turistas. El último día tuvieron la oportunidad de hacer un safari a pie con un guía del lugar y un ranger armado (toda precaución es poca), lo cual no siempre es posible en todos los parques naturales.

Como puedes ver, en Tanzania hay muchos planes diferentes, que se adaptan a los gustos y presupuesto de cada viajero. Espero que estos dos planes, muy diferentes entre sí, te ayuden a preparar tu viaje, que seguro que se convertirá en una experiencia inolvidable.

MIS VIAJES POR ÁFRICA