VIAJE A LA ISLA DE BORNEO (INDONESIA)

viajar

¿POR QUÉ VIAJAR A BORNEO?

Al contrario de lo que mucha gente piensa, Indonesia es mucho más que Bali, y un ejemplo perfecto es Borneo. La parte indonesia de Borneo, llamada Kalimantan, es un verdadero paraíso para los amantes de la aventura y la vida salvaje.

Los ríos son parte de la vida diaria en Borneo: puedes recorrer en barco el río Sekonyer para ver orangutanes, monos narigudos y cocodrilos en el Parque Nacional Tanjung Puting, navegar por el río Mahakam para explorar aldeas tradicionales de la tribu Dayak o visitar el mercado flotante en Banjarmasin, donde sus habitantes venden productos frescos y artesanías desde sus barcos.

Pero no todo son ríos en Kalimantan: las Islas Derawan, situadas en la costa este de Borneo, son famosas por sus costas de aguas turquesas y arrecifes de coral. Ahí podrás nadar junto a mantas raya gigantes, tiburones ballena, tortugas enormes y miles de peces tropicales. Es un destino muy remoto y, precisamente por ello, en estas islas podrás disfrutar de una experiencia auténtica, lejos del bullicio y el turismo de masas.

pasaporte

DOCUMENTACIÓN Y TRÁMITES PARA VIAJAR A BORNEO

PASAPORTE Y VISADO

Para entrar en Indonesia necesitarás un pasaporte con más de 6 meses de validez y, como mínimo, una página en blanco por cada entrada en el país. Es importante además que el pasaporte esté en buenas condiciones.

También es necesario un visado de entrada: alrededor de 90 países, entre los que se encuentra España, pueden obtener el visado de turista, tanto al llegar a Indonesia como mediante visado electrónico. En la web oficial del ministerio puedes comprobar qué países están aceptados para tramitar el visado online (e-VOA), así como realizar el trámite en sí. Para ello, necesitarás realizar el pago de la tasa de 500.000 IDR mediante tarjeta. En caso de solicitar el visado al llegar a Indonesia (VOA), tendrás que rellenar allí un formulario y pagar las 500.000 rupias en efectivo, es posible hacerlo tanto en IDR como en EUR o USD. Ten en cuenta que este visado de turista es válido para una única entrada y un máximo de 30 días, aunque se puede prorrogar otros 30.

El resto de países que no estén autorizados para tramitar el visado de turista deberán solicitar el visado B211, con antelación, en una embajada o consulado indonesio.

También hay que contar con un billete de ida y vuelta o un itinerario de viaje confirmado, así como ser capaz de demostrar que cuentas con suficientes fondos para cubrir los gastos de tu estancia en Indonesia, aunque no suelen comprobar ninguno de estos requisitos.

La declaración de aduanas ya solo se tramita electrónicamente, por lo que se puede adelantar el trámite, antes de llegar, en la página oficial. También puedes hacerlo allí mismo al llegar, para ello basta con escanear el QR en los carteles que hay por todo el aeropuerto y rellenar el formulario online. Ya solo tendrás que mostrar el QR que obtendrás, cuando pases por el control de aduanas.

VACUNAS

Actualmente, ya no es necesario presentar el certificado de vacunación COVID para entrar en Indonesia. Sí que necesitarás mostrar la prueba de vacunación contra la fiebre amarilla, pero solo en caso de que hayas visitado un país donde la fiebre amarilla es endémica, en los 14 días previos a tu llegada a Indonesia.

Excepto en ese caso, no hay ninguna vacuna obligatoria. Si quieres más información sobre las vacunas recomendadas, puedes pedir cita en tu Centro de Vacunación internacional más cercano en este link.

Para conocer las recomendaciones de viaje en Indonesia, también puedes consultar la Web del Ministerio de Asuntos Exteriores aquí.

REGISTRO DE VIAJEROS

Realmente, este no es en absoluto un requisito obligatorio, pero siempre es una buena idea registrar tu itinerario en el Registro de Viajeros del Ministerio de Exteriores, especialmente si viajas a países o zonas más remotas. Así, las autoridades españolas puedan localizar a los viajeros inscritos en caso de emergencia grave (desastre natural, conflicto armado, etc.), aunque siempre esperando que no haga falta. Puedes registrarte, gratuitamente, en la app o en la página Web del Ministerio de Exteriores

buscar

INFORMACIÓN PRÁCTICA

¿ES SEGURO VIAJAR A BORNEO?

Borneo suena muy exótico y con un cierto aire de peligro, pero no te preocupes, no hace falta ser Indiana Jones ni Lara Croft para desenvolverse por ahí. Es un lugar seguro al que se puede viajar con toda tranquilidad, solo hay que tomar las precauciones habituales de cualquier país.

Para evitar contagiarte de malaria o dengue, lo mejor es evitar las picaduras de mosquitos, usando ropa adecuada que cubra las extremidades, repelente y mosquiteras. En cuanto a la alimentación, es mejor no tomar alimentos crudos, frutas no peladas ni bebidas con hielo.

Toda Indonesia está situada en el llamado Cinturón de Fuego del Pacífico, con zonas de actividad sísmica, por lo que no es descartable que haya erupciones volcánicas o terremotos. Así que procura estar informado y seguir los avisos de las autoridades locales.

En cualquier caso, siempre es recomendable contratar un seguro de viaje, con una póliza que cubra gastos médicos de al menos 80.000 euros. Personalmente, suelo contratar el seguro de IATI; en el viaje a Borneo escogimos la póliza IATI Mochilero.

¿CUAL ES LA MEJOR ÉPOCA PARA VIAJAR A BORNEO?

El clima en Borneo es ecuatorial, por lo que puede llover en cualquier momento del año. Aun así, la mejor época para viajar allí suele ser la estación seca, entre mayo y septiembre, con menos lluvias y temperaturas más suaves (una media de 27-32 °C).

La temporada de lluvias va desde noviembre a marzo, con lluvias torrenciales en enero y febrero. Aunque en ese momento la selva tropical está en su máximo esplendor, las fuertes lluvias pueden complicar bastante el transporte y las actividades al aire libre.

En las islas Derawan no hay lluvia entre julio y septiembre, pero sí bastante viento, especialmente a principios de julio. Esto afecta a las actividades acuáticas y los transportes por barco, que no pueden salir si hay viento muy fuerte. En cambio, entre octubre y noviembre no hay viento y las lluvias no son muy abundantes todavía. Además, ese es el mejor momento para nadar con las mantas rayas y los tiburones ballena.

MONEDA EN BORNEO (INDONESIA)

La moneda oficial en Indonesia es la rupia (IDR). Puedes cambiar las principales divisas a rupias en los bancos y oficinas de cambio, pero ten en cuenta que exigen que los billetes se encuentren en perfecto estado, ni siquiera pueden estar doblados. En las ciudades se aceptan la mayoría de las tarjetas de crédito, pero en las zonas más aisladas de Borneo es mejor llevar efectivo.

Aunque habíamos leído que en la isla Maratua no había cajeros, sí que hay uno en el pueblo, en caso de que necesites sacar algo de dinero.

ENCHUFES EN BORNEO

Los enchufes en Borneo son del tipo C / F, con dos clavijas redondas. El voltaje es de 230 V y la frecuencia de 50 Hz, así que solo necesitarás utilizar un transformador de tensión si en tu país el voltaje es de 110V a 127V, como suele ser el caso de E.E.U.U, Canadá y la mayoría de los países de América del Sur.

ZONA HORARIA EN BORNEO

Indonesia se extiende a lo largo de miles de islas, así que, debido a esta dispersión geográfica, tiene 4 husos horarios diferentes. Incluso dentro de Borneo hay dos zonas horarias: en la mayor parte de Kalimantan, como Pangkalanbun, por ejemplo, la hora es UTC +7. En la costa este, en lugares como Banjarmasin o las islas Derawan, hay que sumar una hora más: UTC +8.

IDIOMA EN BORNEO (INDONESIA)

La diversidad cultural en Indonesia es impresionante, hay nada más y nada menos que 300 lenguas nativas, aunque el idioma oficial es el Bahasa Indonesio. En Borneo, son muy frecuentes también las lenguas dayak, habladas por los indígenas.

Por suerte, en las zonas más turísticas podrás comunicarte en inglés, aunque sea básico. Y, si te animas, siempre es buena idea aprender alguna frase sencilla en indonesio y así impresionar a los locales con tu esfuerzo.

CONECTIVIDAD / INTERNET

Si quieres estar conectado durante tu viaje y no depender de la conexión Wi-Fi de los hoteles y restaurantes, lo mejor es comprar una SIM local cuando llegues a Indonesia. Sin embargo, ten en cuenta que en las zonas más remotas no siempre tendrás cobertura, como en parte del recorrido por el parque natural de Tanjung Puting o en las islas Derawan si hay mal tiempo, pero ese aislamiento del mundo exterior también forma parte del encanto de Borneo. 

Algo muy importante que debes saber antes de comprar una SIM local es que, para evitar el mercado negro de teléfonos móviles, desde 2020 es imprescindible registrar el IMEI de tu teléfono móvil, antes de poder utilizarlo con una SIM de Indonesia.

Cuando realizas la declaración de aduanas, tienes la opción de añadir los datos del IMEI y así hacer el registro, con lo que ya podrías comprar la tarjeta SIM en cualquier sitio, incluyendo los puestos callejeros (en los que sino no querrán o no sabrán registrarlo correctamente).

Si no lo hiciste en su momento no desesperes, podrán hacerlo por ti en las tiendas del aeropuerto internacional (algo más caro, pero desde luego nada disparatado) o en una de las tiendas oficiales del operador de telefonía móvil. Ellos se encargarán de hacer el registro del móvil y recomendarte el mejor paquete de datos según qué islas vayas a visitar. En general, Telkomsel es la compañía más recomendada, porque tiene la mejor cobertura, Borneo incluido.

¿QUÉ LLEVAR EN LA MALETA A BORNEO?

Con el clima cálido y húmedo de Borneo lo ideal es llevar ropa cómoda, ligera y fresca. Al amanecer y anochecer es mejor usar pantalones y camisetas con manga larga para protegerte de los mosquitos. También es buena idea llevar un chubasquero ligero, por si llueve.

El calzado debe ser cómodo y transpirable, para poder andar por la jungla. Si vas a la playa necesitarás chancletas o escarpines para caminar durante la marea baja, porque suele haber zonas rocosas, con conchas o corales muertos que hacen que sea incómodo pasear descalzo.

Imprescindibles en tu maleta deberían ser un buen repelente de mosquitos, específico para climas tropicales, y protección solar. También viene bien llevar algún frontal o linterna, porque anochece muy pronto todo el año y no suele haber ningún tipo de iluminación.

Si vas a hacer excursiones en el agua, te recomiendo que lleves una bolsa estanca, para proteger los objetos de valor.

OTROS DATOS DE INTERÉS

En la mayoría de los restaurantes, excepto en los locales más pequeños y autóctonos (warungs), suelen añadir en la cuenta una propina del 10%, además del porcentaje de los impuestos.

Por algún motivo que desconozco, en los hoteles la iluminación es muy tenue, incluso si enciendes todas las luces. En compensación, las almohadas son muy cómodas.

Procura respetar la cultura local: por ejemplo, tocar la cabeza de alguien se considera muy irrespetuoso. Si entras en una casa, es necesario quitarse el calzado en la entrada, verás que siempre lo hacen así y las entradas suelen estar llenas de sandalias.

comida-sana (5)

QUÉ COMER EN BORNEO

Una de las cosas que más llama la atención de la comida en Indonesia es que el desayuno para ellos es una comida más, así que encontrarás platos elaborados como fideos, pollo o pescado en los desayunos de los hoteles. Si no te apetece empezar el día con algo tan contundente, suele haber también fruta y pan de molde para tostar y, con un poco de suerte, huevos o tortilla a petición.

Estos son algunos de los platos más habituales en Indonesia:

Nasi Goreng: es uno de los platos más emblemáticos de Indonesia. Consiste en arroz frito con una mezcla de ingredientes como huevo, carne, verduras y especias.

Mie Goreng: se traduce literalmente como fideos fritos. Es muy popular y se prepara salteando fideos con verduras, carne (pollo, ternera o mariscos) y huevos, sazonado con una mezcla de especias y salsas, como soja y sambal (una salsa picante).

Ikan Bakar: este es un plato de pescado, muy común en todo Indonesia, en el que se marina el pescado con especias y hierbas antes de ser asado a la parrilla.

Satay: son brochetas de carne a la parrilla, bañadas en salsa de cacahuete. Normalmente son de pollo, pero también pueden ser de ternera, cerdo o cordero. Se sirven con arroz o ketupat (arroz prensado).

Soto Ayam: es una sopa muy popular hecha con caldo de pollo, fideos de arroz, huevo y brotes de soja; a menudo se sirve con limón y chiles.

Gado-gado: una ensalada de verduras crudas, como col, espinacas y brotes de soja, cubierta con salsa de cacahuete y acompañada de crackers de arroz.

Bakso: son albóndigas de carne, generalmente de ternera o cerdo, que se sirven en una sopa caliente, junto con fideos y verduras.

ruta 4

COMO MOVERSE POR BORNEO

No te voy a engañar, si Borneo suena remoto y lejano, es porque realmente está lejos. Llegar te supondrá unas cuantas horas de viaje y alguna escala, pero ese es el precio que hay que pagar por viajar al paraíso.  

El aislamiento de Kalimantan, que hace que sea tan atractivo y sus paisajes se mantengan inigualables, también hace que los traslados dentro de la isla sean complicados. Para volar de un lugar a otro dentro de Borneo, es necesario hacer escala en alguna ciudad de la isla de Java (normalmente Yakarta, Semarang o Surabaya) o sino en Balikpapan, que en un futuro cercano se convertirá en la nueva capital de Indonesia.

Además, son muy frecuentes los retrasos y las cancelaciones en las compañías aéreas nacionales, por eso siempre insisto en la importancia de reservar los vuelos con la misma aerolínea y no a través de un buscador, porque facilita el proceso en caso de cambios y cancelaciones.

Existe la posibilidad de moverse por Borneo en autobús, pero no es muy recomendable porque las distancias son enormes y las carreteras no muy buenas, así que llevaría demasiado tiempo. De alquilar un coche mejor ni hablamos.

El resto de los trayectos probablemente los realizarás en barco, o bien surcando sus ríos en un barco tradicional (llamados klotok) o por mar, si visitas las islas Derawan. Hay dos opciones para llegar en barco a Maratua (una de las islas Derawan): desde Berau, que tarda unas tres horas en llegar, o desde Tanjung Batu, que es un viaje de hora y media en barco más dos horas de coche hasta el aeropuerto de Berau. En teoría hay una avioneta de la compañía Susi Air que hace este trayecto, pero de momento no es operativa, porque solo vuela a Maratua los sábados y no se puede reservar online.

avion

EXPERIENCIA DE VUELO CON SAUDIA AIRLINES

Desde la pandemia los vuelos están cada vez más caros, así que cuando por fin vimos una buena oferta con Saudia Airlines para volar a Indonesia, no nos lo pensamos demasiado, a pesar de que no habíamos oído muy buenas críticas.

Los aviones en general eran bastante nuevos, la verdad es que los esperaba peores, aunque variaba un poco dependiendo de cada tramo. En cuanto a las comidas, nos parecieron correctas, pero tampoco nada del otro mundo. Había leído comentarios negativos porque no sirven alcohol por motivos religiosos, pero, personalmente, no es algo que me parezca un problema durante un vuelo. Por este mismo motivo, hay un corto rezo por megafonía, antes de despegar, así como una zona en el avión reservada para rezar durante el viaje si alguien lo desea.

La escala fue en el aeropuerto de Jeddah, que por suerte ya han reformado, porque parece que antes era un cuchitril. Ahora es nuevo y muy moderno, pero tampoco es muy grande ni tiene mucho para entretenerse en las escalas largas.

Lo peor de volar con Saudia fue el entretenimiento a bordo. Hay pantallas en cada asiento, pero en nuestra fila no funcionaban; cuando pedimos que nos cambiaran a otros asientos eran todo pegas, hasta que les dijimos que no habíamos podido ver la información de seguridad por culpa de eso y cambiaron el talante inmediatamente. Por fin conseguimos que nos cambiaran a otros asientos, pero después de tanto lío para conseguir pantallas que funcionaran, resultó que la selección de pelis era horrenda, muy pocas en castellano, las demás muy antiguas en general y encima se desconectaban continuamente. Para vuelos tan largos eso puede ser un punto negativo bastante importante.

Como punto positivo, nos dieron un kit de viaje en casi todos los tramos, con su antifaz, calcetines y tapones para los oídos, lo cual es ya muy poco habitual en los vuelos en turista.

agenda 3

DIARIO DE VIAJE ¿QUÉ HACER EN BORNEO?

ESCALA EN YAKARTA

No resulta fácil llegar a Borneo sin hacer unas cuantas escalas por el camino, así que, después de varias horas de viaje, por fin llegamos a nuestra primera escala en Indonesia: Yakarta.

Al día siguiente teníamos que coger otro vuelo a primera hora, así que habíamos reservado un hotel cerca del aeropuerto, FM7 Resort, con traslado incluido y piscinas de chorros para relajarnos después de tantas horas de avión.

Pero no iba a resultar tan fácil, porque tardamos nada menos que 4 horas en salir del aeropuerto. Primero había que esperar cola para pagar el visado y después otra cola para tramitarlo, solo con eso ya nos tiramos dos horas enteras. Ahora se puede tramitar el visado online, así que te recomiendo que lo hagas para evitar tanta espera. Como tardamos tanto en salir ya habían retirado las maletas de la cinta y tuvimos que buscarlas, una vez localizadas faltaba escanear el QR y hacer la declaración de aduanas online. Finalmente, cuatro horas más tarde, conseguimos terminar con todos los requisitos y salir del aeropuerto. ¡Por fin libres!

Claro que, con tanto retraso, para cuando llegamos a nuestro hotel ya habían cerrado la piscina, nuestro gozo en un pozo. Por lo menos nos gustó mucho el hotel, la habitación era grande y bonita, aunque con poca iluminación, como vimos que es bastante habitual en Indonesia. El desayuno era abundante, pero con pocas opciones occidentales, lo que también es bastante común.

Al día siguiente volábamos pronto por la mañana a Singapur, pero a la vuelta sí que teníamos toda una tarde para visitar Yakarta. Así que, en cuanto volvimos de Singapur y salimos del aeropuerto (esta vez tardamos muchísimo menos), dejamos las maletas en nuestro hotel y pedimos un taxi Blue Bird para ir al centro.

Nos fuimos al barrio de Kota Tua (Ciudad Vieja), el corazón histórico de la ciudad, donde todavía se conservan muchos edificios coloniales neerlandeses. También se encuentra ahí la Plaza Fatahillah, un lugar con mucho ambiente local, llena de jóvenes, grupos de escolares y algún turista. Un grupo de esos escolares y su profesora nos hicieron una pequeña entrevista para practicar su inglés, ¡ese fue nuestro minuto de fama en Indonesia!

En esta plaza está el Ayuntamiento, en la antigua sede de la famosa Compañía Holandesa de la Islas Orientales, y varios museos. También verás un montón de bicicletas holandesas de colores pastel para alquilar, aunque es más para el postureo de la foto que otra cosa, porque no se pueden sacar de la plaza. Con el tráfico de Yakarta tampoco creo que fuese muy seguro…

Aquí también se encuentra el Café Batavia, famoso por su ambiente y arquitectura colonial, así que aprovechamos para comer ahí. Nos gustó mucho el restaurante, tiene mucho encanto y la comida estaba bastante rica, aunque, lógicamente, era algo más caro que en los puestos locales. Depende de la hora, puede que tengas que esperar un poco si no has reservado con antelación, pero se aseguran de encontrarte una mesa más pronto o más tarde.

Después de dar un paseo por la zona y ver Kali Besar, el canal principal que atraviesa la ciudad, regateamos un tuk tuk para ir a visitar el Monumento Nacional y la Mezquita Istiqlal. El tráfico en Yakarta es de los más caóticos y estresantes que he vivido, así que llegar de un lugar a otro lleva mucho tiempo. Están haciendo obras para ampliar el metro, lo que en el futuro ayudará a descongestionar el tráfico, pero ahora mismo hace que sea más caótico aún.

El Monumento Nacional (Monas), en el Parque Merdeka, es uno de los lugares más icónicos de Yakarta y conmemora la lucha por la independencia de Indonesia. En lo alto del obelisco, a 115 metros de altura, hay un observatorio con unas vistas increíbles de la Plaza Merdeka y de toda la ciudad. En la base de monumento está la Galería de la Historia, una galería subterránea con exhibiciones sobre Indonesia y su lucha por la independencia.

La Gran Mezquita Istiqlal, también en la Plaza Merdeka, es la mezquita más grande de Indonesia y la tercera más grande del mundo. Y no es de extrañar, porque su tamaño es realmente impresionante: tiene capacidad para acoger a 120.000 personas, una altura de cinco pisos (como los 5 pilares del islam) y una cúpula de 45 metros de diámetro.

Después de ver los principales monumentos de Yakarta, ya solo nos quedaba cambiar dinero a rupias y comprar una tarjeta SIM. Todas las casas de cambio cercanas habían cerrado ya, así que contratamos otro tuk tuk para llegar hasta una abierta, en la que conseguimos bastante buen cambio. No tuvimos tanta suerte con la tarjeta SIM, porque no habíamos registrado el móvil en la aduana, con lo que no podíamos comprar la tarjeta en los puestitos locales, y las tiendas oficiales estaban ya cerradas. Todavía nos quedaban datos de la tarjeta que compramos en Singapur, que podía usarse también en Indonesia, así que lo dejamos para otro momento del viaje.

Nos fuimos ya de vuelta al hotel, porque al día siguiente teníamos que madrugar muchísimo para volar a nuestro siguiente destino: Pangkalanbun.

PANGKALANBUN Y LOS ORANGUTANES EN TANJUNG PUTING

Habíamos escogido el hotel Orchardz bandara porque estaba cerca del aeropuerto, ofrecía traslado gratuito y servían el desayuno desde las 2.30 de la mañana. Eso nos vino muy bien porque nuestro vuelo salía a la intempestiva hora de 5.45 am. Como iba a ser la norma en los hoteles de Indonesia, la oferta del desayuno era muy asiática, pero conseguimos unas tostadas y una tortilla. Me encanta probar la cocina local pero no a esas horas…

Volábamos con la compañía local Sriwijaya, que salió en hora y sin incidencias, lo cual es mucha suerte para Borneo. A las 7.00 am estábamos ya en el aeropuerto de Pangkalanbun, donde nos recogió puntual nuestro guía Imán, para empezar el tour privado de orangutanes de 3 días y 2 noches, que habíamos contratado con Jeni Subaru. Nos llevó en coche al puerto de Kumai, en poco más de 15 minutos, y fuimos a desayunar (otra vez) mientras preparaban nuestro klotok.

El término «klotok» con el que se llama a estos barcos tradicionales imita el sonido repetitivo del motor, que hace «klok-klok-klok» mientras surcan plácidamente el río Sekonyer. Dentro de los klotoks hay diferentes niveles de lujo, algunos incluso tienen AC, pero eso encarece mucho el precio y, realmente, no lo veo imprescindible. También se puede recorrer el río en lancha rápida y volver a pasar la noche en un hotel, pero no lo recomiendo porque, por un lado, pierdes el encanto de dormir bajo las estrellas y, por otro, con el ruido que hacen esas lanchas no vas a ver ningún animal por el camino, saldrán todos huyendo.  

En cuanto estuvo listo nuestro klotok empezamos el recorrido por el río Sekonyer, hasta que llegamos a la primera estación de alimentación: Tanjung Harapan, cuya traducción es Cabo de la Esperanza, precioso nombre para un precioso lugar. Teníamos que esperar hasta las 15.00, que es cuando los rangers del parque dan de comer a los orangutanes, así que aprovechamos para comer nosotros y luego, como habíamos madrugado tanto, nos quedamos dormidos arrullados por el movimiento del río.

La casualidad hizo que, justo cuando era el momento de ir a ver a los orangutanes, se pusiera a diluviar como si se fuera a acabar el mundo. Nuestro guía Imán nos dejó unos paraguas para ir a la estación, pero nos calamos igualmente. Por eso viene bien llevar un chubasquero para estos casos, porque es habitual en un clima como el de Borneo. Como todo tiene una parte buena, gracias a la lluvia pudimos ver como los orangutanes se fabricaban unos paraguas naturales con ramas de árbol y se tapaban con ellos, graciosísimo. No pudimos sacar buenas fotos por la lluvia, pero sí que vimos bastantes orangutanes: dos madres con sus bebés, un orangután grandote y algunos jóvenes, que se llenaban la boca con toda la comida que podían y se iban a comerla en otra parte, dejando el sitio libre para el macho alfa.

Volvimos a nuestro klotok, lo que a veces puede considerarse deporte de riesgo, dependiendo de donde esté atracado. Si no está junto al embarcadero, hay que ir pasando de un barco a otro, lo que con lluvia se complica aún más. Menos mal que estamos en forma (bueno, medio en forma) y conseguimos llegar sanos y salvos, a tiempo para la merienda.

Seguimos río arriba y por fin paró de llover, con lo que pudimos ver decenas de monos narigudos y macacos, saltando de una rama a otra en las copas de los árboles. Resulta muy entretenido ir cómodamente sentados en la proa, mientras el klotok avanza, viendo la selva y la vida salvaje al pasar.

Después de cenar unas riquísimas gambas rebozadas y tallarines, nos prepararon una mosquitera en la cama, atracaron el klotok en una orilla y nos fuimos a dormir en la cubierta, mientras que el guía y la tripulación dormían en la parte de abajo.

Al día siguiente ya no llovía y lucía un sol radiante, así que al despertarnos pudimos disfrutar de un precioso amanecer en el río, rodeados por la exuberante vegetación. El siguiente campamento que íbamos a visitar era Pondok Tanggui, a las 9.00 en punto, que es el momento de alimentación de animales. Nuestro guía tenía la buena costumbre de llegar pronto, con lo que así pudimos sentarnos delante y coger un buen sitio. Mientras esperábamos, aparecieron un grupo de macacos para entretenernos, como si fueran los teloneros de los orangutanes. Al de un rato empezamos a ver como las ramas de los árboles empezaban a moverse, señal de que los orangutanes se estaban acercando, así que los macacos dejaron sitio a los orangutanes, que enseguida bajaron a la plataforma de alimentación.

Después de ver durante un rato a los orangutanes jugando y comiendo, nos fuimos algo antes que los demás para intentar ver cocodrilos de camino, pero no tuvimos suerte, porque un klotok se nos había adelantado y los iba espantando al pasar. Nos sacaron un aperitivo al volver al barco y, después de navegar un rato, nos sirvieron la comida (como puedes ver este tour es un no parar de comer).

Algo más tarde llegamos a la última estación, el campamento Leakey. Es el centro de investigación y rehabilitación de orangutanes donde Birutte Galdikas comenzó a estudiar los orangutanes en 1971, con el apoyo de Louis Leakey y el patrocinio de la National Geographic Society. De ahí el nombre del campamento, Camp Leakey, en honor de su mentor. Hoy en día, Birutte está considerada como la mayor experta en el comportamiento de los orangutanes y,​ en un viaje anterior a Borneo, tuve la enorme suerte de coincidir con ella misma en persona.

Esta vez no coincidimos con ella, pero sí que vimos muchos orangutanes, incluso uno intentando robar cemento de una caseta en obras, imagino que pensando que era comida. Vaya chasco que se pegaría el pobre al probar el cemento. En la plataforma apareció también el macho alfa, que se quedó un buen rato masticando caña de azúcar, con la parsimonia que su estatus le permite. Los machos jóvenes andaban más nerviosos, intentando llevarse algo de comida sin enfadar al alfa.

Volvimos a salir antes que el resto de klotoks y esta vez sí que conseguimos ver varios cocodrilos, algunos pequeñitos, pero también uno bien grande. Por la noche pudimos ver otro que parecía bastante grande, aunque solo podíamos ver sus ojos rojos con la linterna. Estos cocodrilos de agua salada, llamados cocodrilo poroso, son depredadores agresivos y a veces atacan a personas que se acercan demasiado al agua. No es muy común, pero yo por si acaso no me daría un baño en el río por mucho calor que haga.

Cocodrilo en Tanjung Puting (Borneo)

Navegamos durante un rato, ya oscurecido, para pasar la noche en una zona de luciérnagas. No siempre se pueden ver muchas, pero tuvimos mucha suerte porque había por todas partes y la orilla parecía llena de árboles de navidad. Cuando atracamos, varias luciérnagas vinieron volando y se acercaron a nosotros, como para darnos la bienvenida. Perdonad que me ponga romántica, pero pasar la noche junto a cientos de luciérnagas, bajo un precioso cielo estrellado… pura magia.

ESCALA EN SURABAYA

Al día siguiente ya tocaba volver al diminuto aeropuerto de Pangkalanbun y nuestro guía nos llevó a tiempo para coger nuestro vuelo a Yakarta. Sin embargo, por una serie de cancelaciones y caprichos del destino, nos quedamos sin poder embarcar. Las cosas son así en Indonesia, hay que estar preparada para cualquier eventualidad. No teníamos datos ni apenas batería, pero encontramos una taquilla en el aeropuerto, donde pudimos comprar otros vuelos a Berau, nuestro siguiente destino, aunque con escala en Surabaya en lugar de Yakarta.

Ya más tranquilos con nuestra nueva hoja de ruta, conseguimos cargar los móviles y, una vez pudimos usar el WIFI dentro del aeropuerto, reservamos un hotel en Surabaya para pasar esa noche. Embarcamos sin más incidencias, que ya habíamos tenido bastante susto.

Al llegar, habíamos reservado con el hotel que nos recogiera un coche en el aeropuerto y, cuando le comentamos al chófer que necesitábamos comprar tarjetas SIM, nos acercó a una tienda oficial de Telkomsel antes de llevarnos al hotel. La tienda era sorprendente, con un concepto muy moderno y mesitas como si fuera una cafetería. Por fin conseguimos que nos registraran los móviles y compramos las tarjetas SIM: cada una costaba 10.000 IDR y el plan de datos de 4GB por 55.000 IDR, no llegó ni a 4€, una ganga.

Después fuimos a nuestro hotel, el Surabaya Riverview, que resultó muy moderno y la habitación muy grande, pero faltaba algo de iluminación, como es habitual. Entre una cosa y otra se nos había hecho tarde, ya eran las cinco y nosotros sin comer, así que nos subimos al rooftop del hotel y comimos unos sándwiches y una ensalada (nos apetecía comida occidental para variar) mientras veíamos Surabaya desde lo alto.

Después de comer nos fuimos al centro comercial Tunjungann plaza para cambiar algo de dinero, porque estaba muy cerca del hotel. El centro comercial era gigante, modernísimo y muy lujoso. Después, nos fuimos a dar una vuelta por el centro y vimos que había mucho ambiente, de hecho, nos gustó más Surabaya que Yakarta porque, aunque también tiene bastante tráfico, es menos caótica y más agradable. Después nos fuimos a cenar a un puestito (warung) en la calle, donde comimos estupendamente por unas pocas rupias. Indonesia es tierra de contrastes, entre la modernidad del lujoso centro comercial y la tradición de la comida callejera.

Street food en Surabaya

ESCALA EN BERAU

Por la mañana nos fuimos de nuevo al aeropuerto de Surabaya, a la terminal doméstica, que nos pareció bastante nueva y moderna. La maleta se había quedado facturada ya desde el vuelo anterior desde Pangkalanbun, así que solo teníamos que viajar con el equipaje de mano. Viajábamos con la aerolínea Batik Air y, a pesar de ser low cost, nos dejaron subir con dos bultos de mano y nos dieron unos bollitos y agua. Eso desde luego no pasa en las low cost europeas.

Aunque estábamos algo preocupados porque la maleta había pasado la noche en la escala de Surabaya, contra todo pronóstico llegó con nuestro vuelo y la recogimos aliviados. Pedimos un taxi en un stand al salir, con tarifas fijas al centro de Berau por 100.000 IDR, y llegamos enseguida a nuestro hotel, Grand Parama. La mayoría de los empleados del hotel no hablaban nada de inglés, menos mal que uno de ellos sí que lo hablaba con fluidez; fue él quien se encargó de reservar nuestros tickets para el ferry a Maratua del día siguiente y el coche para que nos llevara al puerto.

Queríamos comer algo local, pero la mayoría de warungs estaban cerrados porque suelen abrir a partir de las 17.00, así que fuimos a un pequeño restaurante de marisco. El camarero tampoco hablaba inglés, pero conseguimos traducir la carta gracias a Google Lens y pedimos marisco y pescado, por el módico precio de 186.000 IDR (11€). Después de comer fuimos a dar una vuelta por el paseo, pero empezó a diluviar así que corrimos a refugiarnos al hotel.

ISLA MARATUA (ARCHIPIÉLAGO DERAWAN)

Al día siguiente, tal y como habíamos quedado, nos llevaron en coche al puerto, que estaba a solo 5 minutos. Por lo que nos dijeron, antes el ferry solía salir a las 9.00, pero habían cambiado la hora de salida a las 10.00. Sin embargo, cuando llegamos, nos dijeron que iba a salir a las 10.30, que al final fueron las 11.30 realmente… Parece ser que el ferry no sale hasta que no está lleno y, además, si alguien les avisa de que va a llegar más tarde esperan a que llegue, aunque esté todo el mundo dentro del ferry esperando.

Y cuando digo ferry no estoy hablando de un barco en toda regla como te podrías imaginar, sino algo más parecido a una mezcla entre lancha y submarino, lleno hasta arriba de maletas y gente apiñada. En esta zona suele soplar el viento y el mar estaba bastante picado, así que nos pasamos casi tres horas dando botes comprimidos en el ferry. Desde luego no es una experiencia para miedosos, entre tumbo y tumbo iba yo pensando… ya puede ser el paraíso esta isla para que merezca la pena el viaje. Lo bueno es que cuando finalmente llegamos y la vimos… ¡sí que era el paraíso!

Habíamos escogido la diminuta isla Maratua, en lugar de la isla Derawan, porque es mucho más tranquila y menos concurrida. De hecho, cuando llegamos a nuestro alojamiento, Maratua Guesthouse, resultó que éramos los únicos alojados en esas fechas. Es un pequeño establecimiento familiar, así que nos recibieron los mismos dueños, Jun y Anne, con un zumo recién hecho. Nos enseñaron nuestra cabaña y cómo funcionaba el sistema de las comidas, en el que hay que escoger con antelación qué quieres comer y a qué hora, apuntándolo en un cuaderno, para que se puedan organizar y tenerlo todo preparado a la hora.

El sitio es precioso y comimos en el restaurante, al aire libre, justo encima de una playita de arena blanquísima y agua transparente. El agua nos estaba llamando así que, en cuanto nos instalamos, nos fuimos enseguida a hacer snorkel. Enfrente mismo del hotel hay corales y una impresionante vida marina, sobre todo tortugas. De hecho, las puedes ver incluso desde la mesa del restaurante cuando hay marea alta, todo un lujo.

ISLA MARATUA - RECORRIDO EN MOTO Y BLUE HOLE

A pesar de ser una isla diminuta, en Maratua hay muchos planes para hacer, siempre que el clima lo permita. Y con clima me refiero más al viento que a la lluvia. En la semana que estuvimos nosotros no cayó ni una gota, incluso cuando estaba lloviendo en Berau, como si tuviera un microclima. Pero el viento sí que puede chafar algunos planes, porque hace falta ir en barco y en cuanto hay viento la experiencia de navegar con esas olas es bastante extrema.

El día siguiente resultó ser uno de esos días de viento y, como no podíamos hacer ninguna excursión por mar, alquilamos una moto y nos dedicamos a recorrer la isla. La seguridad vial ahí no es muy estricta que digamos, porque ni la moto tenía retrovisores ni nosotros casco, pero no había nadie que nos dijera nada. Cuando preguntamos a Jun si nos pedirían el carné de conducir se echó a reír y dijo que ahí conducen motos desde los 7 años. Eso sí, se conduce por la izquierda, así que tienes que acordarte de ir por el lado correcto de la carretera. Tampoco te vas a cruzar con más de un coche o dos en todo el día, con lo que no debería ser un gran problema.

A modo de mapa, Jun nos hizo un dibujo con los sitios para visitar y nos vino muy bien, porque era muy difícil encontrar a algún local que hablara en inglés y no vimos a ningún otro turista en la isla. A pesar de eso, se preocupan por hacerse entender, porque un pescador nos hizo un dibujo en la arena para explicarnos cuando le preguntamos por donde ir.

El primer sitio que visitamos fue el muelle, al lado del aeropuerto, porque nos habían dicho que suele haber tortugas gigantes. Y efectivamente ahí estaban, eran enormes y se podían ver a simple vista desde el muelle. Nos metimos al agua e intentamos nadar junto a ellas, pero enseguida se asustaban y salían a toda velocidad.

Después nos fuimos al Blue Hole, un agujero en medio de las formaciones de coral con agua de un increíble color azul intenso. Hay que pagar una entrada de 50.000 IDR si eres turista, los locales pagan algo menos: 30.000 IDR. El agua está algo fresquita, no como la del mar, que ronda entre los 27 y los 30 grados de media, pero acostumbrados al agua del Cantábrico no nos costó demasiado entrar. La visibilidad es impresionante, sobre todo en las zonas más profundas del agujero. Después del chapuzón fuimos hasta un embarcadero, rodeado de agua clara, donde no había absolutamente nadie y se respiraba paz y tranquilidad. Aprovechamos para secarnos al sol y comer ahí nuestros sándwiches, que nos habían preparado para llevar en la guesthouse.

Volvimos a montarnos en la moto y continuamos hasta el otro extremo de la isla. Solo hay una carretera y, sorprendentemente, muy bien asfaltada. Disfrutamos mucho recorriendo la isla en moto y viendo el paisaje, mientras todos los niños nos saludaban al pasar.

ISLA MARATUA - ISLA KAKABAN Y MANTARRAYAS EN SANGALAKI

Al día siguiente había calmado el viento lo suficiente y pudimos irnos de excursión, aunque nos avisaron de que el viaje en lancha iba a ser movidito. La primera parada fue en la isla Kakaban, famosa porque en su interior hay un lago salado rodeado de manglares. Habíamos leído que cobran entrada, pero, al menos cuando estuvimos nosotros, la entrada era gratuita. Lo que hace que este lago sea único es que dentro hay cuatro especies de medusas que, por falta de depredadores, han evolucionado de tal manera que han perdido la capacidad de picar. Es muy divertido nadar junto a esas medusitas y hace que las veas con otros ojos. Eso sí, hay que tener mucho cuidado de no hacer movimientos bruscos para no dar manotazos a las medusas y romperlas sin querer.

Después del lago, nos fuimos a hacer snorkel en la costa de Kakaban que, según dicen, también es un lugar excelente para hacer buceo, con mucha visibilidad incluso a gran profundidad.

Luego fuimos a la isla Sangalaki a nadar con mantas rayas gigantes. Nos alejamos un poco de la costa con la lancha y al principio no veíamos nada, hasta que el capitán de la lancha nos señaló a unos pocos metros un montón de aletas moviéndose, que resultaron ser de las mantas raya. Nos pusimos hasta nerviosos de la emoción, así que nos metimos corriendo dentro del agua con las máscaras para verlas y fue algo im-pre-sio-nan-te. Eran más de treinta y pasaban continuamente pero que muy cerca de nosotros, a veces por un lado, otras por debajo… Eran verdaderamente enormes, unos tres o cuatro metros. Las veíamos pasar a nuestro lado y parecía que volaban en lugar de nadar, una experiencia única que de verdad recomiendo. Ni siquiera hace falta bucear para verlas bien, de hecho, haciendo snorkel pasaban tan cerca que casi nos rozaban.

Después fuimos a comer a Sangalaki, que es la islita más pequeña del archipiélago Derawan, con una preciosa playa de arena blanquísima y un único resort. Nos habían preparado otro picnic para llevar, así que nos sentamos en la playa, mirando al mar, a comernos los sándwiches.

Cuando terminamos fuimos al resort para ver su centro de conservación de tortugas, que nos habían dicho que costaba 100.000 IDR cada entrada, pero nos querían cobrar 150.000 IDR. Nuestro capitán vio lo que estaba pasando y, después de que hablara con ellos, sacaron un taco de entradas diferentes y al final nos cobraron 100.000. Fuera el precio que fuera, el sitio nos pareció un poco timo, la verdad. Al menos en el momento que fuimos, porque lo único que se podía ver era un depósito de agua lleno de tortuguitas bebé. Que sí, eran muy pequeñitas y muy monas, pero no había nada más que eso. Nos insistían en que podíamos sacarlas y jugar con ellas, pero no nos parecía bien marear a las pobres. Vimos que hay una zona donde mantienen a los huevos protegidos hasta que eclosionan, pero en ese momento no pudimos ver a las tortuguitas salir del huevo ni cruzar la playa para llegar al mar, que es lo realmente emocionante.

Terminamos la excursión haciendo snorkel en los corales que rodean la isla y después volvimos al hotel para ducharnos y cenar. La excursión nos había costado 60USD y había merecido la pena cada dólar.

ISLA MARATUA - PLAYA, SNORKEL Y VUELTA A CASA

Al día siguiente teníamos previsto hacer otra excursión para ver tiburones ballena. Hay que madrugar bastante y salir a las 5.00 de la mañana, porque están lejos, cerca de Derawan. Sin embargo, había previsión de mucho viento y no es posible navegar aun de noche con ese oleaje, así que nos quedamos sin poder ir. Tal vez habría sido mejor pasar una noche en Derawan, para poder hacer esa excursión desde ahí más fácilmente, y el resto del tiempo pasarlo en Maratua. Queda anotado para el próximo viaje.

Cancelada esta excursión decidimos dar un paseo andando por el pueblo, donde todo el mundo nos saludaba muy sonriente. Después aprovechamos la playita desierta del hotel para tomar el sol y bañarnos sin que viniera absolutamente nadie, totalmente idílico. Lo que no era tan idílico eran los plásticos que vimos paseando por la arena, así que decidimos hacer otra contribución contra la basuraleza y recoger lo que pudimos, igual que habíamos hecho en Tanzania.

Nuestro último día en la isla hicimos una excursión en barco al otro lado de la isla, a una pequeña playa de aguas bajas donde nadan los bebés de tiburón de punta negra. También aprovechamos para hacer snorkel en los arrecifes de coral, pero no estuvimos mucho tiempo porque había demasiada corriente. Decidimos volver al hotel y hacer snorkel ahí para despedirnos de las tortugas que, fieles a su cita, aparecieron para que pudiéramos nadar con ellas por última vez.

Al día siguiente teníamos que estar en Berau antes de las 14.00 para coger el primer vuelo de nuestra larga vuelta a casa. No nos fiábamos ni un pelo de que el ferry saliera en hora, así que contratamos el traslado con el hotel que, aunque era bastante más caro, nos dio mucha tranquilidad asegurar que no íbamos a perder el vuelo de vuelta. Para ir al puerto fuimos en moto, maleta y mochilas incluidas, una última experiencia de equilibrismo. 

La lancha era la misma en la que habíamos hecho las excursiones los días anteriores y llegamos a Tanjung Batu en solo hora y media, milagrosamente sin que el equipaje cayera por la borda con tanto bote.

Lancha de vuelta a casa desde Maratua

Dos horas más en coche y ya estábamos en el aeropuerto de Berau, a tiempo para coger el avión. Y varios aeropuertos, aviones y escalas después llegamos de vuelta a casa, agotados por el largo viaje, pero convencidos de que había merecido la pena y que no será la última vez que volvamos a casa con arena de Indonesia en la maleta.

MIS VIAJES POR ASIA

Qué ver en Singapur en 3 días

Qué comer en Singapur